«Las cualidades necesarias para liderar parten de la bondad o se pueden aprender» Paloma Fuentes, Patrona Fundadora de la World Happiness Foundation
Nominada por Juan Martínez.
¿Cuál es el mejor consejo que alguien te ha dado?
Uy, qué difícil es esta pregunta porque me han dado muchos y magníficos consejos. Te voy a decir dos que tengo especialmente siempre presentes.
El primero fue un ratito antes de comenzar mi primera gran conferencia ante muchas personas y en un gran auditorio. Yo estaba emocionada, pero muy, muy nerviosa. Sentía que apenas me salía la voz y entonces esa persona me dijo muchas cosas, pero una fue vital: “Solo tienes que ser tú misma». Y pensé, “pues tiene razón”; y se encendió esa magia que aparece cuando transmites a los demás tu propio disfrute.
El segundo fue durante un viaje a Camboya. Paramos para comprar agua y allí conocí a una mujer maravillosa. Una campesina camboyana que me contó su fantástico secreto para afrontar los problemas en la vida: “Respire hondo y diga tres palabras: esto también pasará”. Me lo aplico y funciona, de verdad.
¿Qué consejo nos darías?
Entender cada día de nuestra vida como una oportunidad para profundizar un poquito más en nosotros y llenarlo de personas, emociones y aprendizajes maravillosos. Una oportunidad cada 24 horas.
Una cualidad indispensable para liderar…
Sin duda alguna, la bondad. Todas las cualidades necesarias para liderar parten de la bondad, y las que no, se pueden aprender.
Qué libro, podcast, canal de Youtube o contenido nos recomiendas…
Sinceramente, recomiendo leer mi libro “La medicina de la felicidad». Hay muchas claves para ganar salud y plenitud cada día, regadas con anécdotas de mi propia vida; historias que creo que merecían ser contadas. Además del mío recomiendo dos que me fascinan: “La vida en cuatro letras”, del Dr. López Otín; y “El cerebro de Buda”, de Rick Hanson. En podcast, no tengo mucha experiencia, pero en Youtube, además de los TEDx, también estoy suscrita a un canal maravilloso: “Green Renaissance”.
¿Qué personaje histórico te gustaría tener en tu equipo?
A la Madre Teresa de Calcuta, pero no me hubiera gustado tenerla en mi equipo, sino formar parte del suyo porque creo que casi todos tenemos un propósito similar, el de mejorar la vida de otros, el de hacer felices a otras personas. Y lo hacemos a través de muy distintos caminos, y la Madre Teresa eligió el más difícil de todos, el que requiere mayor coraje, el más directo. Yo admiro esa claridad de propósito y esa profunda determinación.
¿Has tenido siempre claro tu objetivo profesional?
He tenido siempre claro que me se daba bien escuchar a las personas, y hablar con ellas. Por eso decidí estudiar medicina para cuidar de otras personas de muchas maneras, pero también escuchándolas y hablando con ellas . Por eso, desde el primer momento sentí que me sentía más confortable en la prevención de la enfermedad y relacionándome desde la proximidad a esas personas, y por ello elegí dedicarme a la Medicina del Trabajo.
¿Cuál es la app más curiosa que tienes en tu móvil?
Creo que la del radar COVID. No ha funcionado nunca. De hecho, gracias porque voy a eliminarla en cuanto acabe esta entrevista.
¿Qué presupone la gente sobre ti, y no es así?
Sinceramente, no tengo ni la menor idea de qué pueden presuponer. Hace unas semanas en una de mis conferencias les pedí a los asistentes que levantaran la mano aquellas personas que al verme entrar en la sala les había caído bien. Todas las personas de la sala – unas 30 – levantaron la mano. Puede ser por educación, pero también puede ser porque nuestro cerebro divide en 3 segundos a las personas que acabamos de conocer en el grupo de “confianza” o “desconfianza”. Y lo hace en función del gesto de nuestros ojos, fundamentalmente, nuestro mensaje hablado y cómo transmitimos ese mensaje – el tono de voz, sobre todo -. Creo que en mi caso esos tres elementos juegan a mi favor, pero solo es una intuición, realmente no lo sé.
¿Cuál crees que será la próxima revolución en tu sector?
Además de los implantes cerebrales y la medicina de precisión personalizada, que dentro de nada serán una auténtica realidad, estoy segura de que lo más revolucionario a lo que vamos a asistir, que, de hecho, ya estamos asistiendo, es el cambio de paradigma sobre nuestra salud. Entender que la salud es mucho más que no tener enfermedades, que se construye cada día de muchísimas maneras, incluso con los vínculos afectivos que mantenemos y la energía de los pensamientos que creamos, y que el trabajo es un factor fundamental que podemos y debemos aprovechar si queremos contar con una salud fuerte, eficaz y duradera.
¿Cuál es la última canción que has escuchado o recuerdas?
Hoy en el coche, “You raise me up» de Marcos Martins. ¡Maravillosa!
Cuéntanos alguna vez que hayas metido la pata en el trabajo…
Hace más de veinte años llegué tarde a una cita a las 8 de la mañana con el CEO de la compañía. Entonces, mi jornada empezaba a las 7, llevaba mucho tiempo madrugando y me despertaba espontáneamente y sin dificultad; hasta esa mañana, claro. Llegué casi dos horas tarde a trabajar porque al salir más tarde el tráfico se complicó. Desde ese día comencé a utilizar despertador y aprendí que la autoconfianza tiene como límite principal la prudencia.
¿Qué admiras y no toleras en una persona?
Admiro la valentía, la curiosidad, la bondad, la creatividad, la originalidad, la capacidad de aceptación, la generosidad, la gratitud… Admiro la humanidad vivida y compartida. Admiro a las personas que de verdad honran su vida. Al contrario, con el paso del tiempo cada vez soy más tolerante con los demás – y conmigo misma -. Creo que todos llevamos nuestras cargas más o menos pesadas, pero no todos lo hacemos de la misma manera. La mayoría de las veces esas manifestaciones adustas y desagradables que nos pueden resultar “intolerables” son una forma que los otros tienen para decirnos que necesitan nuestra ayuda. El problema es que no nos enseñan a pedir adecuadamente ayuda cuando la carga nos supera.
¿Cuál es la decisión más valiente que has tomado en tu vida?
Dejar de trabajar en Renfe como Médico del Trabajo. Fue en 1988. Yo llevaba varios años en plazas fuera de Madrid, alejada de mi familia. Y fue difícil porque era un trabajo estable en una gran empresa que, además, era una tradición familiar; mi padre y mi abuelo paterno trabajaron toda su vida en Renfe. Pero vi claro que necesitaba continuar estudiando, aprendiendo y haciendo nuevas cosas. Empecé con 23 años y me fui voluntariamente con 29 años. Entonces me pareció una decisión valiente, pero con la perspectiva de hoy me parece mentira que tardara tanto en tomarla.
¿Cuál es el primer momento que recuerdas en tu vida?
Yo debía tener 4 años porque aun no iba a la escuela. Me veo en nuestra casa en la calle Isabelita Usera. En aquella época los vecinos sacaban las sillas a la calle cuando el sol se ponía y compartían esa parte del día. A mi me encantaban – y me encantan – las aceitunas, y alguien me había dado un cucurucho de cartón lleno de ellas. Estábamos todos juntos en la calle y alguno de los vecinos me pidió que le diera una aceituna. Dije que no, negándolo con la cabeza. Me gustaban demasiado y las quería todas para mi. Entonces mi padre me quitó el cucurucho y fue repartiendo las aceitunas, una a una, en aquel corrillo vecinal improvisado. Cuando me lo devolvió el cucurucho estaba vacío.. Recuerdo vivamente aquella frustración, aun la puedo sentir,
pero fue una increíble lección de mi padre que no he olvidado nunca, porque aquel día entendí que compartiendo se gana más.
¿A qué tres directivos/as te gustaría nominar?
Marta Alamany, Directora de Hotel Catalonia Barcelona 505.
Carmen Soler Pagán, Socia Directora de IEU (Instituto Empresa Universidad).
Javier Gay de Liébana, Socio Director de Javier Gay & Asociados.
«Las cualidades necesarias para liderar parten de la bondad o se pueden aprender» Paloma Fuentes, Patrona Fundadora de la World Happiness Foundation
Nominada por Juan Martínez.
¿Cuál es el mejor consejo que alguien te ha dado?
Uy, qué difícil es esta pregunta porque me han dado muchos y magníficos consejos. Te voy a decir dos que tengo especialmente siempre presentes.
El primero fue un ratito antes de comenzar mi primera gran conferencia ante muchas personas y en un gran auditorio. Yo estaba emocionada, pero muy, muy nerviosa. Sentía que apenas me salía la voz y entonces esa persona me dijo muchas cosas, pero una fue vital: “Solo tienes que ser tú misma». Y pensé, “pues tiene razón”; y se encendió esa magia que aparece cuando transmites a los demás tu propio disfrute.
El segundo fue durante un viaje a Camboya. Paramos para comprar agua y allí conocí a una mujer maravillosa. Una campesina camboyana que me contó su fantástico secreto para afrontar los problemas en la vida: “Respire hondo y diga tres palabras: esto también pasará”. Me lo aplico y funciona, de verdad.
¿Qué consejo nos darías?
Entender cada día de nuestra vida como una oportunidad para profundizar un poquito más en nosotros y llenarlo de personas, emociones y aprendizajes maravillosos. Una oportunidad cada 24 horas.
Una cualidad indispensable para liderar…
Sin duda alguna, la bondad. Todas las cualidades necesarias para liderar parten de la bondad, y las que no, se pueden aprender.
Qué libro, podcast, canal de Youtube o contenido nos recomiendas…
Sinceramente, recomiendo leer mi libro “La medicina de la felicidad». Hay muchas claves para ganar salud y plenitud cada día, regadas con anécdotas de mi propia vida; historias que creo que merecían ser contadas. Además del mío recomiendo dos que me fascinan: “La vida en cuatro letras”, del Dr. López Otín; y “El cerebro de Buda”, de Rick Hanson. En podcast, no tengo mucha experiencia, pero en Youtube, además de los TEDx, también estoy suscrita a un canal maravilloso: “Green Renaissance”.
¿Qué personaje histórico te gustaría tener en tu equipo?
A la Madre Teresa de Calcuta, pero no me hubiera gustado tenerla en mi equipo, sino formar parte del suyo porque creo que casi todos tenemos un propósito similar, el de mejorar la vida de otros, el de hacer felices a otras personas. Y lo hacemos a través de muy distintos caminos, y la Madre Teresa eligió el más difícil de todos, el que requiere mayor coraje, el más directo. Yo admiro esa claridad de propósito y esa profunda determinación.
¿Has tenido siempre claro tu objetivo profesional?
He tenido siempre claro que me se daba bien escuchar a las personas, y hablar con ellas. Por eso decidí estudiar medicina para cuidar de otras personas de muchas maneras, pero también escuchándolas y hablando con ellas . Por eso, desde el primer momento sentí que me sentía más confortable en la prevención de la enfermedad y relacionándome desde la proximidad a esas personas, y por ello elegí dedicarme a la Medicina del Trabajo.
¿Cuál es la app más curiosa que tienes en tu móvil?
Creo que la del radar COVID. No ha funcionado nunca. De hecho, gracias porque voy a eliminarla en cuanto acabe esta entrevista.
¿Qué presupone la gente sobre ti, y no es así?
Sinceramente, no tengo ni la menor idea de qué pueden presuponer. Hace unas semanas en una de mis conferencias les pedí a los asistentes que levantaran la mano aquellas personas que al verme entrar en la sala les había caído bien. Todas las personas de la sala – unas 30 – levantaron la mano. Puede ser por educación, pero también puede ser porque nuestro cerebro divide en 3 segundos a las personas que acabamos de conocer en el grupo de “confianza” o “desconfianza”. Y lo hace en función del gesto de nuestros ojos, fundamentalmente, nuestro mensaje hablado y cómo transmitimos ese mensaje – el tono de voz, sobre todo -. Creo que en mi caso esos tres elementos juegan a mi favor, pero solo es una intuición, realmente no lo sé.
¿Cuál crees que será la próxima revolución en tu sector?
Además de los implantes cerebrales y la medicina de precisión personalizada, que dentro de nada serán una auténtica realidad, estoy segura de que lo más revolucionario a lo que vamos a asistir, que, de hecho, ya estamos asistiendo, es el cambio de paradigma sobre nuestra salud. Entender que la salud es mucho más que no tener enfermedades, que se construye cada día de muchísimas maneras, incluso con los vínculos afectivos que mantenemos y la energía de los pensamientos que creamos, y que el trabajo es un factor fundamental que podemos y debemos aprovechar si queremos contar con una salud fuerte, eficaz y duradera.
¿Cuál es la última canción que has escuchado o recuerdas?
Hoy en el coche, “You raise me up» de Marcos Martins. ¡Maravillosa!
Cuéntanos alguna vez que hayas metido la pata en el trabajo…
Hace más de veinte años llegué tarde a una cita a las 8 de la mañana con el CEO de la compañía. Entonces, mi jornada empezaba a las 7, llevaba mucho tiempo madrugando y me despertaba espontáneamente y sin dificultad; hasta esa mañana, claro. Llegué casi dos horas tarde a trabajar porque al salir más tarde el tráfico se complicó. Desde ese día comencé a utilizar despertador y aprendí que la autoconfianza tiene como límite principal la prudencia.
¿Qué admiras y no toleras en una persona?
Admiro la valentía, la curiosidad, la bondad, la creatividad, la originalidad, la capacidad de aceptación, la generosidad, la gratitud… Admiro la humanidad vivida y compartida. Admiro a las personas que de verdad honran su vida. Al contrario, con el paso del tiempo cada vez soy más tolerante con los demás – y conmigo misma -. Creo que todos llevamos nuestras cargas más o menos pesadas, pero no todos lo hacemos de la misma manera. La mayoría de las veces esas manifestaciones adustas y desagradables que nos pueden resultar “intolerables” son una forma que los otros tienen para decirnos que necesitan nuestra ayuda. El problema es que no nos enseñan a pedir adecuadamente ayuda cuando la carga nos supera.
¿Cuál es la decisión más valiente que has tomado en tu vida?
Dejar de trabajar en Renfe como Médico del Trabajo. Fue en 1988. Yo llevaba varios años en plazas fuera de Madrid, alejada de mi familia. Y fue difícil porque era un trabajo estable en una gran empresa que, además, era una tradición familiar; mi padre y mi abuelo paterno trabajaron toda su vida en Renfe. Pero vi claro que necesitaba continuar estudiando, aprendiendo y haciendo nuevas cosas. Empecé con 23 años y me fui voluntariamente con 29 años. Entonces me pareció una decisión valiente, pero con la perspectiva de hoy me parece mentira que tardara tanto en tomarla.
¿Cuál es el primer momento que recuerdas en tu vida?
Yo debía tener 4 años porque aun no iba a la escuela. Me veo en nuestra casa en la calle Isabelita Usera. En aquella época los vecinos sacaban las sillas a la calle cuando el sol se ponía y compartían esa parte del día. A mi me encantaban – y me encantan – las aceitunas, y alguien me había dado un cucurucho de cartón lleno de ellas. Estábamos todos juntos en la calle y alguno de los vecinos me pidió que le diera una aceituna. Dije que no, negándolo con la cabeza. Me gustaban demasiado y las quería todas para mi. Entonces mi padre me quitó el cucurucho y fue repartiendo las aceitunas, una a una, en aquel corrillo vecinal improvisado. Cuando me lo devolvió el cucurucho estaba vacío.. Recuerdo vivamente aquella frustración, aun la puedo sentir,
pero fue una increíble lección de mi padre que no he olvidado nunca, porque aquel día entendí que compartiendo se gana más.
¿A qué tres directivos/as te gustaría nominar?
Marta Alamany, Directora de Hotel Catalonia Barcelona 505.
Carmen Soler Pagán, Socia Directora de IEU (Instituto Empresa Universidad).
Javier Gay de Liébana, Socio Director de Javier Gay & Asociados.
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